Transformación Digital: Riesgos y oportunidades para la seguridad laboral
La transformación digital que se está produciendo en casi todos los aspectos de la vida humana tiene una especial importancia cuando el concepto que evoluciona es cómo vamos a trabajar con las nuevas herramientas y procesos productivos. Desde un punto competitivo, la búsqueda de la optimización gracias a la transformación y aparición de nuevas capacidades y procesos, es el leit motiv que está dirigiendo casi todas las iniciativas tanto en el ámbito privado como público.
Cadenas y plantas de producción, ciclos logísticos de transporte, operación y distribución, así como la gestión del retail, se van a beneficiar de las nuevas capacidades de sensorización y comunicación ubicuas que proporciona el Internet de las Cosas (IoT), el análisis de los indicadores de negocio y modelos predictivos del Big Data y la Inteligencia Artificial o el empleo masivo de plataformas robóticas y wearables.
Todos los analistas auguran un futuro brillante en el que, gracias a la tecnología, podremos producir de una forma más eficiente, sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Industria 4.0, Industria Conectada, Tienda Inteligente (Smart Store/Retail), Transporte Autónomo (Autonomous Drive) o Trabajador Digital Conectado (Digital Connected Worker), son conceptos ya habituales y presentes en la mayoría de los planes de inversión y desarrollo en los distintos sectores.
Además de las mejoras anteriormente mencionadas en instrumentos, medios, procesos y capacidades, hay otro aspecto que no podemos dejar de lado: la transformación también profunda del concepto de seguridad y gestión de riesgos laborales. Aunque nuestra prioridad parece ser dilucidar qué es lo que vamos a poder hacer en los próximos años y qué áreas de actividad que van a poder asumir los sistemas TIC gradualmente, el garantizar que ese hacer sea seguro a corto y largo plazo se presenta como un nuevo reto. Toda nueva capacidad tecnológica entraña nuevos riegos y redefine los existentes, dando la oportunidad en muchas ocasiones a mitigarlos disruptivamente.
Sin intención de ser exhaustivos, podemos centrar la aplicación de estas nuevas capacidades y la reflexión sobre la seguridad en dos áreas concretas: el Trabajador Digital Conectado y las Plataformas Robóticas Colaborativas. En el primer caso, los wearables son, sin duda, los dispositivos que más interés están generando. Dado que algunos de ellos ya están presentes en nuestra vida cotidiana, tendemos a asimilar los wearables a relojes inteligentes o bandas de moda para consultar nuestro correo o la previsión meteorológica. Sin embargo, una aplicación responsable de estos dispositivos en el contexto profesional, proporciona ventajas y oportunidades no imaginadas hasta ahora, también para la seguridad y la mitigación de riesgos. Bandas, relojes profesionales rugerizados, monos sensorizados, cascos y visores inteligentes que proporcionan información sobre el estado actual de la fuerza de trabajo en las instalaciones…pueden ser los mejores compañeros del trabajador para reducir la siniestralidad laboral y velar por unas condiciones seguras de trabajo en entornos de alto riesgo. Grandes empresas como GE, Honeywell, Intel, Fujitsu, TATA o empresas más especializadas como DAQRI, META PRO, RECON comienzan a lanzar al mercado soluciones que permiten un contacto on-line continuo entre el trabajador y los centros de operación, aportando nuevas formas de acceso a la información en remoto como consulta características y manuales de equipos, procedimientos normalizados operación, verificación de estado de equipamientos, chat de ayuda centralizado, etc. Adicionalmente estos dispositivos proporcionan nuevas formas de percibir el entorno de trabajo a las que los operadores actuales no están acostumbrados. En otros casos, los operadores emplean equipos más pesados o menos integrados que los wearables para conseguir el mismo objetivo, como cámaras térmicas en tiempo real para identificar fuentes de calor, sensores de radiación o analizadores de calidad del aire para entornos ATEX. Disponer de la información de campo a través de elementos avanzados de sensorización en wearables, permite también el entrenamiento de los equipos de campo con realidad aumentada o virtual y el empleo de técnicas de serious games que permiten al operador desenvolverse en un entorno simulado y hacer frente a situaciones críticas.
Si los wearables son conocidos de forma amplia por la población la Robótica Colaborativa, llamada a transformar la producción en cadenas de manipulación o ensamblaje fino de componentes, es una aplicación menos conocida pero que ya está presente en la Industria 4.0. Los robots colaborativos operan en paralelo al trabajador actual, proporcionando mayor precisión y aportando la capacidad de guiar y mover piezas de gran tamaño, peso o en condiciones especiales. Al dotar de inteligencia artificial a estos equipos, pueden aprender de forma supervisada las tareas sencillas y ejecutarlas de forma coordinada con el trabajador. Interfaces de lenguaje natural y las capacidades de visión artificial, permiten una interacción más fluida, eficiente y cercana al trabajador humano. Empresas como ABB, Kuka, Bosch, PAL-Robotics, Universal Robot o Fanuc ofrecen productos para un mercado con una previsión de crecimiento en torno a 95 millardos de $ en los próximos 7 años. Dado el alto grado de interactividad y procesamiento autónomo que comienzan a tener estos equipos, no es de extrañar que las condiciones de seguridad necesarias para el trabajo colaborativo máquina-humano sea uno de los aspectos que los organismos de regulación traten de establecer. En este caso, un claro e innovador ejemplo ha sido la iniciativa de la British Standards Institution (BSI) de UK (organismo miembro de la ISO) con la norma BS611 de Guía Ética Oficial sobre Robots, que regula el diseño y uso de robots en distintos escenarios, dando una importancia privilegiada al industrial.
Tanto el Trabajador Digital Conectado como la Robótica Colaborativa son áreas llamadas a transformar la forma en la que trabajamos. Estas nuevas herramientas necesitan de unas condiciones mínimas para poder operar de una forma segura y confiable. Entre esas condiciones básicas es una figura destacada la ciberseguridad. Una correcta ciberseguridad que vele por la integridad de activos físicos y digitales, la comunicación segura entre todos los actores, la privacidad de los datos empleados y el uso que se hace de ellos (desde el posicionamiento de un trabajador en las instalaciones, hasta los signos de fatiga en un conductor de maquinaria pesada). La prevención de las distintas formas de hacking es esencial para crear el ambiente de confianza necesario que prevenga de accidentes y situaciones que puedan comprometer el bienestar integral de las personas.
Desde Minsait, la unidad de negocio de Indra que da respuesta a los retos que plantea la transformación digital, trabajamos para proporcionar a nuestros clientes, siempre con un enfoque end to end, las herramientas y la visión estratégica de negocio que les permitan dar respuesta a los complejos retos a los que se enfrentan. En este apasionante viaje, siempre apostamos por situar a las personas –y su bienestar- en el eje central de ese cambio profundo y disruptivo al que estamos asistiendo.
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