El Radar Espacial de Indra, uno de los más potentes del mundo
Su función es vigilar las órbitas terrestres bajas, aquellas en las que se concentra la mayor parte de actividad humana en el Espacio y que se extiende entre los 200 a los 2.000 kilómetros.
Ubicado en la base de Morón en Sevilla, forma parte del reducido grupo de sistemas distribuidos por todo el planeta que tiene un alcance similar.
Su principal función es la de vigilar los restos de viejos satélites que han ido quedando abandonados en el espacio. Unos objetos que vuelan sin control a gran velocidad convertidos en peligrosos proyectiles.
Los datos que recoge el radar de Indra ayudan a catalogar estos materiales y calcular su trayectoria. Se evita así que satélites en servicio puedan llegar a colisionar con ellos. Se protege también la Estación Espacial Internacional y se refuerza la seguridad en los lanzamientos.
Pero en el futuro, el radar espacial de Indra tendrá además una clara aplicación militar. Al tratarse de un radar escalable, su sensibilidad se irá multiplicando progresivamente hasta llegar a detectar objetos de muy pequeño tamaño con enorme precisión.
Podrá hacer el seguimiento de misiles balísticos de última generación que siguen trayectorias exoatmosféricas y son capaces de burlar la vigilancia de radares convencionales.
Alertará de posibles ataques intencionados con satélites Kamikazes, que intentan dejar fuera de juego a satélites de observación o posicionamiento claves para el desarrollo de operaciones militares y la seguridad de un país.
Vigilará por último la actividad de satélites espía con el objetivo de conocer sus trayectorias y evitar en lo posible que puedan recoger información sensible.
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