27 Enero 2020España
  • Defiende un modelo de colaboración que permita a la UE desarrollar capacidades solidas en sensores avanzados para mejorar la monitorización, disponer de un repositorio abierto de datos para el sistema de gestión, contar con servicios capaces de predecir movimientos de los satélites y reforzar la ciberseguridad
  • Apuesta por que el futuro sistema de gestión del tráfico espacial incorpore el conocimiento de las empresas de gestión de tráfico aéreo europeas, que son un referente mundial
  • Indra cuenta con el mejor radar de detección de objetos en órbitas bajas del continente (de acuerdo con la Agencia Espacial Europea). Esta infraestructura servirá como base para el sistema de gestión de tráfico de satélites
     
Radar

El Consejero Director General de Transporte y Defensa de Indra, Ignacio Mataix, analizó los retos y hoja de ruta que Europa debe seguir para disponer de una infraestructura propia con la que gestionar el tráfico espacial. “El número de satélites crece de forma exponencial y, con él, el riesgo de colisión. A esto se suma el aumento de restos que orbitan sin control”, afirmó en el marco de la 12 Conferencia Espacial Europea celebrada en Bruselas.

El Consejero Director General de Indra aportó su visión sobre este reto en la mesa redonda sobre Seguridad en el Espacio que presidió el Parlamentario Europeo, Marian-Jean Marinescu, y en la que intervinieron el Director Ejecutivo de GSA, Carlo des Dorides, el Director de EU Satellite Center, Sorin Ducaru y el Director de Operaciones de la Agencia Espacial Europea, Rolf Densing.
Mataix subrayó que “Europa debe posicionarse a la cabeza en capacidades de gestión de tráfico espacial y alcanzar plena autonomía operacional en este dominio”. Para lograrlo, señaló que hay que apoyarse en las organizaciones y compañías que llevan trabajando en tráfico aéreo civil durante décadas en Europa y que han desarrollado un modelo de gestión aérea de referencia mundial. 

E identificó cuatro áreas principales en las que la UE tendrá que desarrollar sólidas capacidades:

  • Sensores avanzados con los que mejorar las capacidades de monitorización, para ofrecer el nivel de desempeño en términos de cobertura, precisión y rapidez que se requiere. “La UE necesita nuevos sensores que puedan seguir los movimientos de objetos más pequeños y, para ello, se requiere una inversión adecuada, tanto nacional como europea.
  • Una arquitectura abierta del repositorio de datos del Sistema de Gestión de Tráfico Espacial y un marketplace que facilite a otros actores acceder y compartir información. Mataix señaló que “a mayor cooperación en lo que a cantidad, calidad y diversidad de datos se refiere, mejor sistema de gestión de tráfico espacial tendremos” e indicó que “un repositorio abierto como este podría sobrepasar rápidamente el US SATCAT norteamericano como sistema preferido por los operadores”.
  • Unos servicios de Gestión de Tráfico Espacial capaces de predecir los movimientos de los objetos en el espacio de forma más precisa. Para ello, Mataix señaló que es necesario dedicar recursos a investigación, ya que los modelos actuales no contemplan el efecto de aspectos como la radiación solar o los movimientos y dinámicas internas del propio objeto en órbita. De forma complementaria, Europa deberá contar, según Mataix, con un sistema de evasión propio, que permita a un satélite analizar automáticamente el riesgo y probabilidad de colisión para evitarlo.
  • Una ciberseguridad reforzada, que evite el riesgo de ataque sobre las infraestructuras de vigilancia y gestión del tráfico (Space Situational Awareness/Space Traffic Management, SSA/STM) y de los satélites. 

En cuanto a la hoja de ruta a seguir para alcanzar estos objetivos, Mataix señaló que el desarrollo de estas tecnologías está íntimamente ligado al concepto operacional que se defina, una decisión que debe tomarse a nivel político y que aún está pendiente. 

En este sentido, recordó que “no estamos resolviendo problemas de hoy, sino anticipándonos a los del futuro” e indicó que, a diferencia de lo que ocurre con el control de tráfico aéreo, la gestión de tráfico espacial no solo afectará a la operación, sino también “al diseño de las órbitas, las constelaciones de satélites y los propios sistemas espaciales, ya sean satélites o sistemas terrenos”. 

Mataix apostó en todo caso por “la colaboración como única forma de impulsar el desarrollo de un sistema de gestión de tráfico espacial, que debe abordarse a nivel europeo”. E indicó que la UE cuenta como base para su construcción con los activos y capacidades de los países que integran el Consorcio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la UE (EU Space Surveillance and Traking, SST). 

España contribuye dentro de este grupo al servicio de alerta conjunto para órbitas bajas (LEO), uno de los más importantes, ya que esta es una zona crítica por el gran número de satélites en operación. 

El Sistema Español de Vigilancia Espacial (S3T) cuenta como elemento clave con un radar de Vigilancia Espacial (SST) desarrollado por Indra, en operación desde finales de 2018 y ubicado en la base aérea de Morón. La Agencia Espacial Europea considera que este radar es probablemente el mejor sensor para la detección de resto en órbitas LEO del continente. Se trata por otra parte de un radar modulable y escalable que puede incrementar su precisión.

Acerca de Indra

Indra (www.indracompany.com) es una de las principales compañías globales de tecnología y consultoría y el socio tecnológico para las operaciones clave de los negocios de sus clientes en todo el mundo. Es un proveedor líder mundial de soluciones propias en segmentos específicos de los mercados de Transporte y Defensa, y una empresa líder en consultoría de transformación digital y Tecnologías de la Información en España y Latinoamérica a través de su filial Minsait. Su modelo de negocio está basado en una oferta integral de productos propios, con un enfoque end-to-end, de alto valor y con un elevado componente de innovación. En el ejercicio 2018, Indra tuvo unos ingresos de 3.104 millones de euros, 43.000 empleados, presencia local en 46 países y operaciones comerciales en más de 140 países.
 

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