Desde los incendios forestales sin control en Australia, California e incluso en el interior siberiano de Rusia, pasando por las inundaciones en Asia, las langostas del desierto en África, los ciclones tropicales en las Américas, el récord de huracanes en el Atlántico, hasta llegar a las borrascas que han azotado recientemente Europa, 2020 ha registrado diez desastres meteorológicos en todo el mundo que se han saldado con daños asegurados por valor de 1.500 millones de dólares, superando la cifra registrada en 2019, según un informe publicado por la ONG Christian Aid, “Counting the cost 2020. A year of climate breakdown (Calculando los costes en 2020. Un año de colapso climático)”. 

Sin lugar a dudas, el cambio climático se ha acelerado en 2020, por lo que no es extraño preguntarse si la borrasca Filomena es producto de dicho cambio y, con mayor razón, si tenemos en cuenta que, paradójicamente, sucedió en uno de los años más cálidos de la historia.

La respuesta a este interrogante es sí. Según bases científicas, el calentamiento global provoca más humedad en el aire, lo que implica precipitaciones más extremas, llegando a generar tormentas de nieve más fuertes, permitiendo a su vez, elevar la temperatura global del planeta, que ha aumentado al menos 1,1 ºC en promedio en comparación con finales del siglo XIX. 

Ante este escenario, el informe de la ONU Medio Ambiente afirma que, para limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C, tal como se establece en el Acuerdo de París sobre el cambio climático, el mundo necesita disminuir la producción de combustibles fósiles en aproximadamente un 6% cada año de aquí a 2030. 

Atendiendo a esta premisa, Indra ha hecho público su compromiso de reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) un 50% en 2030 y un 100% en 2040, tomando como base 2019, para alinearse a este 1,5ºC, lo que supone acelerar en su lucha contra el calentamiento global. 

El empeño de Indra por impactar de manera positiva en el medioambiente va más allá, es por ello, que también se ha fijado la meta de reducir a cero sus emisiones netas en 2050, es decir, ser totalmente neutra en carbono, trasladando esa exigencia a toda su cadena de suministro. 

Este compromiso, que empieza por reducir las emisiones derivadas del consumo de combustibles fósiles y de electricidad en sus centros de trabajo, supone además un verdadero desafío en el camino hacia la descarbonización, ya que la acción es global y amplía su perímetro en una compañía con cerca de 200 centros de trabajo en más de 40 países, cerca de 50.000 empleados y más de 7.000 proveedores.

Así, pese a no ser una compañía contaminante, Indra se convierte en una abanderada de la reducción de la huella de carbono con un compromiso acorde con la Agenda 2030 y el Acuerdo de París, así como con la iniciativa Science Based Target (SBTi), a la que se ha adherido y que impulsan el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Carbon Disclosure Project (CDP), el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

La estrategia de Indra para alcanzar la descarbonización

Medias de eficiencia energética, incremento del uso de energía verde, compras con menor huella de carbono e impulso a una movilidad más sostenible, entre otras iniciativas, son las acciones que la compañía pondrá en marcha para alcanzar sus nuevas metas. 

Adicionalmente, Indra contribuye a la descarbonización de la economía con la tecnología que desarrolla, desempeñando un papel clave en la acción global por el clima y en la transición energética. Son ejemplo de ello las soluciones desarrolladas para mitigar los efectos del cambio climático desde el espacio o las que impulsan un transporte y unas infraestructuras más respetuosas con el medioambiente; soluciones para la gestión inteligente, eficiente y verde de la energía, de las ciudades y de su movilidad; o aquellas, que mediante la transformación digital facilitan un mejor uso de los recursos. Con su tecnología ayuda, además, a gobiernos y empresas a ser también más sostenibles.

De cara a los próximos años, Indra prevé seguir desarrollando una innovadora oferta específica de sostenibilidad que dé respuesta a la lucha contra el cambio climático y que coadyuven a frenar sus efectos, entre otros retos sociales y medioambientales recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.