Tres modelos de negocio para las utilities que impulsará la transformación digital
El sector energético está viviendo un período de profundos cambios. La transformación digital, el peso cada vez mayor de la energía distribuida y las exigencias medioambientales abren la puerta al desarrollo de nuevos modelos de negocio. Es el caso de las denominadas “comunidades energéticas”, un nuevo modo de generar, usar y gestionar la energía a nivel local a través de la cooperación de diferentes agentes (ciudadanía, administración local o pymes) que contribuye a la creación de un sistema energético descentralizado, justo, eficiente y colaborativo.
De hecho, es importante enfatizar que la Comisión Europea prevé que en 2030 más de 50 GW energía eólica y más de 50 GW de energía solar podrían ser propiedad de comunidades energéticas, que representarán, en ese horizonte, entre el 17 y 21 por ciento, respectivamente, de la capacidad instalada total.
La posibilidad de producir y/o vender energía por parte de los miembros de la comunidad energética generan una gran oportunidad para un territorio. Por un lado, retienen la riqueza generada por pequeñas inversiones y atraen nuevos inversores. Por otro, el uso de plantas de generación basadas en energía renovable se realiza acorde con los recursos naturales disponibles en los territorios y con un impacto ambiental limitado.
Además, los miembros de la comunidad, que producen, autoconsumen e intercambian energía con el distribuidor, son también beneficiarios de reducciones en el coste de la factura de electricidad.
Este nuevo escenario impulsará a las empresas del sector utilities a evolucionar su negocio hacia áreas no convencionales, más expuestas a la competencia y vinculadas a la prestación de servicios de valor agregado como el confort en el hogar, la movilidad o el entretenimiento.
La estrategia y el grado de evolución del modelo de negocio, las decisiones y el posicionamiento serán resultado, por un lado, de la capacidad de maximizar el valor extraído de las tecnologías digitales y, por otro, de la capacidad de aprovechar de forma eficiente las características del nuevo consumidor de energía: el prosumidor.
En este contexto, es posible identificar diferentes situaciones en términos de evolución que se pueden agrupar en tres modelos de negocio para las utilities:
- Modelo digital. Supone la base de confianza e imagen necesarias para poder evolucionar hacia modelos de negocio con mayor valor y potencial de rentabilidad. La utility gestiona el primer contacto con el cliente y la atención a través de canales digitales compatibles con sistemas de inteligencia artificial para detectar y responder a las necesidades más comunes y desarrollar ofertas y servicios en productos básicos. Las estimaciones arrojan ahorros en los costes operativos que se sitúan entre el 15 Y el 20 por ciento, lo que podría revertirse total o parcialmente en la factura de energía del cliente.
- Modelo "Energy as a Service". Supone un nuevo escenario que ya no se centra en el mero suministro de electricidad sino en la prestación de servicios de asesoramiento al cliente sobre la forma en que se puede ahorrar energía o formas alternativas de obtenerla, analizando cómo se produce y almacena en la comunidad energética. Este modelo facilita la realización de ofertas “llave en mano” por parte de las compañías eléctricas, aprovechando las capacidades que ofrecen tecnologías como IoT, Big Data o Blockchain para conectar a todos los activos que integran la comunidad energética. Las utilities podrán así detectar las necesidades de consumo colaborativo y uso sostenible y eficiente de la energía junto a otras relacionadas con la administración inteligente del hogar o edificios.
- Modelo "Business as a Platform". Se trata de una nueva propuesta de valor en torno a un ecosistema destinado a abordar las nuevas necesidades de los clientes con productos y servicios propios de la utility junto a otros suministrados por socios del ecosistema. La capilaridad derivada de los usuarios de energía y la conectividad a Internet, combinada con las tecnologías previamente definidas como "habilitadores", permitirán ofrecer servicios de valor añadido hasta ahora costosos o reservados para un segmento de nicho de mercado. Algunos ejemplos son los relacionados con el confort y seguridad en hogar, entretenimiento o asistencia en salud.
La adopción de las redes inteligentes y el desarrollo de comunidades energéticas, además de ser necesarios para impulsar la transición hacia una economía más verde, representa una importante oportunidad para aumentar la competitividad de las utilities y facilitar a los usuarios finales el acceso al mercado energético con mayor transparencia e inmediatez.
El modelo de negocio ganador será aquel que sea capaz de aportar valor a través de la creación de un ecosistema capaz de equilibrar cooperación y competencia y de ofrecer, mediante las tecnologías digitales, experiencias de cliente avanzadas y servicios más personalizados basados en la cooperación.
Maurizio de Stefano
Director de Energía y Utilities en Minsait
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