Reflexiones sobre el coste del dinero en efectivo.
Respecto a los medios de pago, que todos usamos todos los días sin prestarle una gran atención, hay algo que la mayoría de los ciudadanos ignoramos: que los costes de mantenimiento de los diferentes medios de pago son bastante elevados, tanto en sus cifras globales, como para la sociedad a la que están dando servicio. Para hacer un orden de magnitud, la Comisión Europea, ha calculado que el coste total para la sociedad de todas las formas de pago, incluyendo efectivo, cheques y tarjetas de pago, equivale a 3.2 por ciento del PIB de la eurozona (que para contextualizar, es mayor que todo el presupuesto destinado a la PAC, la Política Agraria Común de la Unión Europea, y no olvidemos que la PAC es el gasto más importante de todo el presupuesto de la Unión).
Ahora bien, no todos los instrumentos de pago (dinero en efectivo, cheques, tarjetas, etc.) tienen los mismos costes asociados. Así podemos decir que hay unos que son más costosos que otros, podemos atribuir la mayoría de estos costes al dinero en efectivo, que representa alrededor de dos tercios del total. Hay que pensar que poner papel moneda en circulación, al igual que los millones de monedas que existen, es una gran operación logística, que requiere de muchos actores y de una constante vigilancia y mantenimiento (no sólo está el complejo ejercicio de diseñar los billetes e imprimirlos bajo un entorno de alta seguridad, luego hay que mantenerlos en buen estado (que se vean limpios, poco arrugados, y sin roturas), y esto implica reciclar un porcentaje de esos billetes y monedas, destruirlos y poner en circulación unos nuevos), que implica un enorme trabajo, es fácil ver pequeñas diferencias entre países, en los de la Unión Europea el dinero está muy bien mantenido, los billetes están limpios y sin roturas. El dinero norteamericano está un poco más deteriorado, y en algunos países latinoamericanos está en malas condiciones.
Y ¿Cuánto cuesta mantener el dinero en la calle en buen estado? Pues no hay una cifra oficial, pues es complejo calcularlo, pero podemos basarnos en estimaciones. En un estudio paneuropeo de McKinsey & Company, se estima el gasto en la Unión Europea en torno a 200 € por persona y año, sólo para cubrir los gastos del dinero en efectivo. Otro estudio del Banco Central de Holanda lo sitúa en torno a los 300 € por familia al año.
Evidentemente este coste es necesario porque el dinero en efectivo es usado en muchas transacciones, y de igual manera, el coste es tan elevado porque todos hacemos muchas transacciones con dinero en efectivo, pero ¿y si lográsemos bajar el número de compras con billetes y monedas? El coste para los estados bajaría. Quizá no sea una mala solución en tiempos de recortes.