Son muchas las preguntas que nos hacemos cuando empezamos a gestionar innovación. ¿Debería hacer Open Innovation?, ¿sería mejor Open & Cross Innovation?, ¿debería “ser innovador” o debería “innovar”? y, …¿por dónde empiezo?, ¿un pequeño equipo en un área de Innovación y un gestor de ideas?, ¿debería además plantearme modelos de crowdsourcing?...

En mi experiencia, los modelos de imitación de conceptos o procesos de innovación que han implantado otros no son la mejor respuesta si se desea crear un buen y único “sistema” de innovación. Prestaría especial atención a 3 dimensiones que me parecen realmente importantes. La primera, innovación dirigida, porque da mejores resultados que la innovación abierta por lo que merece la pena sentarse y pensar en objetivos claros y en qué quiero realmente obtener. La segunda, el modelo organizativo, precisamente uno de los aspectos donde menos se aporta innovación y sin embargo, uno de los más eficientes. La construcción de un modelo organizativo inspirado en esquemas “social media”, favorece, agiliza y enriquece el “sistema” siempre, claro está, que no se tenga miedo a implantar estructuras planas que convivan o sustituyan a las actuales, mucho más pesadas y jerárquicas.

Y, por último, la dimensión del Marketing. Seguimos hablando de I+D+i, pero quizá deberíamos empezar a hablar de un cambio de paradigma hacia el M(i2D) donde Marketing (M) no sólo envuelve con su visión estratégica y comercial un nuevo estilo de hacer innovación mucho más dirigida al mercado sino que actúa como multiplicador. Este nuevo estilo de innovación i2D tiende a que la investigación (I), el desarrollo (D) y la innovación (i) actúen de forma muy conectada para, así, mejorar los resultados.

En estos tiempos, no sólo es necesario identificar bien los ingredientes para hacer gestión de innovación sino que, a veces, un cambio de perspectiva en cómo los vamos a usar, puede marcar la diferencia.