Contra la crisis de confianza, transparencia
El grupo de trabajo del informe integrado sigue avanzando y con él las expectativas de muchas compañías que ven cada vez más necesario la obligatoriedad el reporte más allá del financiero.
No merece la pena incidir más en las causas que han contribuido a generar la actual crisis en la que nos encontramos la mayoría de países “avanzados”. Lo que si merece la pena es pensar qué hacer para poner medidas que intenten evitar que esto vuelva a suceder. Y una de las principales medidas es la “transparencia”. Parece sencillo y muchos podrán decir que son muy transparentes porque reportan mucha información. Pero lo importante no es la cantidad sino la calidad; y la calidad en términos de “información que permita llevar a cabo la toma de decisiones fundada”. No es lo mismo decir que se han disminuido las emisiones de CO2 un 10%, que decir que el ratio emisiones de CO2/Ingresos ha disminuido un 10%. En el primer caso podemos estar obviando que han disminuido porque ha disminuido el negocio de la compañía y por tanto el “lector de la información” no estaría bien informado si analizara sólo ese dato.
La información integrada pretende por tanto vincular los indicadores de impacto social y ambiental con los de impacto económico para poder valorar como se relacionan sus comportamientos y poder tomar decisiones en consecuencia. Por otra parte, no solo deberían reportarse indicadores de desempeño, que nos marcan como se ha comportado la compañía en relación al pasado y a un objetivo marcado; sino también indicadores de riesgo. Estos indicadores permitirán trasladar a los grupos de análisis qué visión tiene la compañía de los riesgos económicos, ambientales y sociales y qué está haciendo para prevenirlos y paliarlos.
Así como los indicadores de desempeño están más trabajados, aunque sea de manera independiente, y el trabajo esté ahora en establecer relaciones y conseguir información de calidad de modo on-line sobre su comportamiento; en el caso de los indicadores de riesgo, hay que hacer un esfuerzo mayor para poder determinarlos y decidir, haciendo un ejercicio de transparencia, cuáles y cómo se reportan al mercado.
Si en unos años conseguimos que las principales compañías se comprometan a reportar esta información de desempeño y riesgo de manera responsable; con pocos datos, relevantes y de calidad; y con un discurso sólido de lo que se ha hecho y de cómo se afronta el futuro; habremos dado un gran salto hacía un sistema empresarial e institucional que genere confianza.