Hace unos años se hablaba de los “nativos digitales”, denominación para los niños que habían crecido con el uso de internet, redes sociales y ordenadores. Se estimaba que un niño a los cuatro años era capaz de usar el ratón e interactuar con el ordenador.

Hoy, un niño de menos de un año es capaz de interactuar con dispositivos táctiles, (tablet, smarthphone, etc), momento actual que se está empezando a denominar como “la era táctil”.

Trasladando esto al ámbito educativo, tiene un amplio recorrido de reflexión y estudio. Los niños imitan todo lo que ven, observan a sus mayores en casa y en la escuela interactuar con dispositivos táctiles haciendo mucho más fácil para ellos aprender rápidamente y adquirir destrezas en muchas ocasiones, aún mejores que las de sus mayores. El aporte a la educación a los niños nacidos en la era táctil, es principalmente el que tiene que ver con el desarrollo creativo y la estimulación sensorial, además de fomentar el entretenimiento y el autoaprendizaje. Está demostrado que métodos de aprendizaje basados en juegos obtienen mejores resultados porque cuando uno se divierte, aprende más.

Niños menores de uno año, son capaces de utilizar aplicaciones específicas para estos dispositivos reaccionando e interactuando a estímulos de colores y sonidos. Cuando el niño adquiere mayor capacidad motora a partir del año y en edad escolar, las posibilidades de aprendizaje son aún mayores, no solo por el número de aplicaciones creadas en el mercado, sino porque aumentan sus habilidades y su capacidad de aprendizaje.

En el caso particular de niños con problemas de autismo, está demostrado un mayor aprendizaje y progreso gracias al apoyo de estos dispositivos, ya que se adaptan mejor a sus patrones de aprendizaje, a su mayor memoria visual, y siempre permitiéndoles el autoaprendizaje.

Este es un ejemplo del complejo escenario educativo y del cambio de paradigma en los modelos educativos en todo el mundo. No podemos aplicar modelos educativos creados en momentos históricos radicalmente distintos a los que ahora vivimos. La tecnología brinda la plasticidad necesaria para adaptarse a este nuevo paradigma y fomenta una rutina de continuo aprendizaje a nuestros niños.