Agua, digitalización y ciberseguridad durante la crisis del coronavirus
El pasado 23 de marzo el Gobierno declaró que tanto el suministro de agua de abastecimiento como el tratamiento de las aguas residuales es un servicio esencial.
La decisión fue tomada por el Ministerio de Sanidad en cooperación con el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico para subsanar, tras las reclamaciones de diversos grupos del sector, que no se identificasen explícitamente estos servicios como “esenciales” en el Real Decreto-ley 8/2020.
Gracias a esta decisión, se evitan interferencias en acciones que pretenden garantizar los “niveles de salubridad e higiene” que se precisan en la actual crisis debida al coronavirus. Son los caso, por ejemplo, de desplazamientos de control o traslado de muestras a laboratorios para realizar pruebas de calidad.
Tal y como ha establecido la Organización Mundial de la Salud (OMS), una correcta higiene evita que el virus entre al organismo a través de los ojos, la nariz o la garganta. El empleo del recurso de agua corriente es clave.
Conforme a las declaraciones de la OMS, no son necesarias medidas adicionales para la gestión de estos servicios de suministro y tratamiento de las aguas. Sin embargo, las empresas del sector no están exentas de problemas derivados de la crisis sanitaria y deben aplicar medidas innovadoras para solventarlos.
Para garantizar completamente este servicio, se ha realizado una intensa labor de adaptación por parte de las compañías de agua, con cambios en los espacios de las oficinas, adaptando los turnos de trabajo o realizando las labores de forma telemática en los casos en que sea posible.
Un claro exponente de esta labor es el Canal de Isabel II, empresa que abastece al área metropolitana de Madrid, la ciudad española más afectada por la pandemia. En tan solo 2 días ha conseguido extender el teletrabajo a 1.350 empleados.
La digitalización de las empresas está contribuyendo a solventar la situación. Tanto los sistemas de telecomunicaciones actuales o las soluciones integradas para deslocalizar la gestión operativa de las plantas están siendo esenciales para sustentar la correcta distribución y gestión de las aguas en este momento.
Los sistemas centralizados que aglutinan todos los activos de la red, el Internet of Things (IoT) aplicado a los elementos que la conforman y los sistemas de alarmas asociados que nos facilitan identificar las irregularidades en los parámetros monitorizados, ayudan a una gestión rápida y eficiente.
El acceso en tiempo real a la información y la localización exacta de las incidencias que puedan ir surgiendo en la red, así como la gestión proactiva de los diferentes activos, tanto en la red de distribución como las plantas de tratamiento y depuración, permite que las empresas responsables de la gestión del agua planificar y solventar los problemas.
Se minimizan así el número de intervenciones en campo, contribuyendo a asegurar el suministro de forma ininterrumpida y ofreciendo a los ciudadanos un recurso clave para garantizar su salud.
Por todo ello, debemos considerar la digitalización del sector como herramienta fundamental para la gestión de un bien tan esencial como lo es el agua. La transformación del sector no solo conlleva un ahorro de costes, sino una mejora en la calidad del servicio y un beneficio social.
Claves para afrontar los riesgos
Sin embargo, esta digitalización puede implicar algún riesgo. La implementación acelerada del teletrabajo puede dejar expuestos los equipos, tanto corporativos como no corporativos, a los ciberataques.
Desde el Centro Experto de Inteligencia de Sistemas Informáticos Abiertos (SIA), empresa propiedad de Indra, se ha realizado un informe sobre las campañas fraudulentas con temática COVID-19. El estudio indica que se ha producido un aumento exponencial de dominios con términos relacionados al coronavirus (15.000 en menos de 3 meses).
Los principales peligros y fraudes con esta temática se centran en: campañas de spam, phishing y suplantación de identidad, malware, entre otros.
Estos ataques suelen ser dirigidos a través de correos maliciosos, redes sociales y similares, empleando nombres de fuentes fiables (Ministerio de Sanidad, OMS, ONGs).
El empleo de buenas prácticas de seguridad de la información ante estas amenazas es fundamental y deben aplicarse más intensamente en momentos de vulnerabilidad como el actual:
- Desconfiar de remitentes desconocidos
- Evitar fuentes desconocidas
- No instalar software sospechoso
- Prestar atención a los enlaces
- Mantener actualizado todo el software
- Mantener conexiones de forma segura (red de la empresa, proveedores, VPN)
- No utilizar WiFis o conexiones a internet públicas y/o inseguras
Si actuamos con precaución y contrastamos la información que nos llega, podemos minimizar en gran medida los riesgos. Las tecnologías actuales nos permiten trabajar y mantener servicios esenciales para la ciudadanía desde casa, pero debemos protegernos también en nuestros hogares para poder desempeñar este servicio con la misma eficacia.
Añadir nuevo comentario