Para un amplio número de empresas, el diseño de su estrategia es el resultado de sumar los planes de sus diferentes unidades de negocio. En otros casos, el diseño recae en el jefe de esta especialidad, que a su vez protege su dominio al máximo. Pero son raras las empresas cuyos miembros del equipo de dirección tienen desarrolladas competencias estratégicas y participan activamente en el diseño e implementación de las mismas.
La revolución industrial es considerada uno de los eventos más importantes de la historia económica de la humanidad, sin embargo si se le compara con la evolución que experimenta el mundo emergente, palidece y pasa a un segundo plano. En el Reino Unido, donde empezó en la segunda mitad del siglo XVIII, se necesitó 150 años para lograr duplicar el PBI per cápita. En los Estados Unidos, tomó 50 años.
Cuando se asigna a un ejecutivo exitoso en una especialidad una responsabilidad integral, ya sea de una división o como gerente general de la firma, muchas veces se presentan dificultades que puedan llevar al fracaso la gestión.
H acer negocios implica concebir y desarrollar productos y servicios, y lograr colocarlos en el mercado. Sin embargo, cuando uno revisa la mayoría de los currículos de las escuelas de negocios, no encuentra, salvo honrosas excepciones, el curso de Ventas, tan solo algunas menciones en el programa de márketing.
La publicación de la biografía de Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson, se convirtió instantáneamente en un ‘best seller’ y sacó a relucir detalles poco conocidos de su vida, como sus hábitos alimentarios y de higiene en su época de ‘hippie’, sus experiencias con drogas y su carácter tan particular y complicado al interactuar con determinadas personas. Estos aspectos biográficos pueden haber relegado o sacado de escena las enseñanzas funda- mentales que Jobs dejó.
Para conseguir los primeros mil millones de usuarios de telefonía móvil hicieron falta 20 años, pero para registrar a los últimos mil millones, se han necesitado apenas 15 meses. La cantidad de usuarios en el 2011 llegó a seis mil millones.
La primera versión del diccionario inglés Oxford, de 1857, fue producto de la colaboración de cientos de voluntarios que respondieron al llamado del editor y fueron fundamentales para completar esta importante obra. Existen otros ejemplos colaborativos que se remontan al siglo XVIII.
Pero con el desarrollo de Internet como instrumento para compartir información de forma global las posibilidades de convocar a colaboradores para participar en una causa especifica ha crecido exponencialmente.
La base para tomar decisiones en una organización empresarial es el poder recoger opiniones de diversos colegas que se encuentran ya sea más cerca de la problemática o la confrontan desde distintos puntos de vista.
La labor del gerente es justamente saber escuchar estas opiniones para permitirle formarse una idea amplia de lo que ocurre o puede ocurrir y, en base a ello, actuar.
Es conocido que las empresas comprometidas con el concepto de responsabilidad social están involucradas en mejorar la sustentabilidad del medio ambiente impactado por sus procesos productivos. Al ser encuestadas en el pasado, indicaron como su primer objetivo al adoptar estas acciones el mejorar su imagen en el mercado, con el fin de destacar frente a sus competidores y ganarse así la preferencia del consumidor. Sin embargo, una nueva encuesta realizada por la consultora McKinsey arroja un resultado diferente.
Los retos que plantea gerenciar empresas en el siglo XXI exigen al líder lograr un equilibrio entre las demandas presentes del mercado, la proyección del desarrollo futuro del negocio y maximizar el potencial de su organización. A esto hay que sumarle el dominio del manejo del cambio, condición que se genera por la interdependencia de mercados, la globalización y los avances tecnológicos a velocidades vertiginosas, factores que traen como consecuencia que lo único permanente ser la inestabilidad.
Si hay algo que cada vez se hace más evidente, es que la incertidumbre es una condición que se mantendrá presente por mucho tiempo.
Las decisiones sobre cómo gerenciar y, sobre todo, cómo invertir se complican exponencialmente cando se opera bajo esta circunstancia.
Según John Maynard Keynes, el invertir correctamente presupone derrotar a las fuerzas de la ignorancia y al tiempo.
La empresas en el mundo vienen acumulando información hace ya un buen tiempo.
Muchas, como parte de sus procesos productivos internos y otras, al interactuar con clientes, proveedores y demás “stakeholders”. Sin embargo, en los últimos años el volumen ha crecido en forma exponencial.
Toda actividad empresarial siempre ha estado expuesta a enfrentar eventos inesperados y a adaptarse al cambio, pero la manera de gerenciar negocios hoy es mucho más compleja de lo que era hace apenas un par de décadas. Mientras que antes, los procesos realmente complejos se entendían solo a nivel de grandes organizaciones, hoy la mayoría son considerados complejos, por la interconexión con múltiples otros, debido al desarrollo de las tecnologías de información que traen grandes beneficios.
El empresario en el siglo XXI requiere comprender que no basta ser eficiente para tener éxito, sino que es necesario diferenciarse de los competidores en la forma de concebir cada negocio.
Los expertos sostienen que a mayor diferenciación, mayor será la ventaja competitiva. Otros van más allá, consideran que la diferenciación es la base de toda estrategia efectiva.
El empresario en el siglo XXI requieres comprender que no basta ser eficiente para tener éxito, sino que es necesario diferenciarse de los competidores en la forma de concebir cada negocio.
Los expertos sostienen que a mayor diferenciación, mayor será la ventaja competitiva. Otros va más allá, consideran que la diferenciación en la base de toda estrategia efectiva.